viernes, 26 de diciembre de 2008

Mi fierecilla indomable



Verona, 26 de diciembre, 2008

Mi fierecilla indomable:

Me encantó recibir ayer tu llamada de 'felices fiestas' desde tan, tan lejos. Te dije que no te olvidarías de mi. Yo no me ruborizo ni un ápice al decir que es un imposible quitarte de mi mente. Aún recuerdo tus pataletas y demostraciones agresivas de afecto, aún las recuerdo y es cuando reacciona alborotada la comisura derecha de mis labios. Te confieso que era la primera vez que me enfrentaba a tan audaz y difícil contienda con el ego de alguien. Sabés que salí airoso y que entré triunfal por la puerta grande de tu vida.
Me atrevo a escribirte porque sé que no lo vas a leer, ya que aunque probablemente lo sospechés, no sería buena estratégia mostrarte abiertamente ésta mi debilidad... Vos.

Me toca llamarte para Año Nuevo, como te dije.


Un beso con sabor a vino tinto.

Atte.

Tu Petruccio



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lunes, 22 de diciembre de 2008

El verde de tus ojos de gata (Parte II)

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De pronto abri mis ojos y vi en el techo mi reflejo desnudo. Al lado estás vos, mirándome. Oculto magistralmente lo mucho que me intimida el verde de tus ojos de gata. Se te escapa una sonrisa, dejando al descubierto esos hoyuelos apetecibles que ya recorrí.

Nos fundimos en un beso desvelado, mientras
se presentan sin previo aviso los recuerdos recientes de tus garras gatunas por mi espalda, en lo que pudiese ser la mejor de las incursiones eróticas de mi vida.

Recuerdo el día que acordamos quitarnos la curiosidad, pusiste cara seria, 'me gustan las cosas claras' dijiste y te dispusiste a contarme, mostrándome un anillo en tu dedo anular que centellaba invitándome maliciosamente a participar de lo prohibido.

Hice oídos sordos y simule escuchar sólo un ronroneo... preferí, por supuesto, perderme en el verde de tus ojos de gata.


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'Together' por Bob Sinclair

viernes, 19 de diciembre de 2008

Los guarayos, mis anarquistas favoritos

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La primera vez que tomé atención a Urubichá fue en el 2003, cuando estaba en el quinto semestre de mi carrera. Como estaba fuera del país, leía tres periódicos bolivianos por internet al día, impidiendo así cortar el cordón umbilical con Bolivia. Quién diría que ahora que estoy dentro casi me mantengo hermético en una batallante dieta mediática.

Registré luego toda información accesible, para la época,
sobre la Orquesta Misional de Urubichá en los buscadores de la web, y aunque no era extensa, fue lo suficiente para mantener hasta ahora las ganas de conocer ese pueblito donde 'dos de tres de sus niños tocan algún instrumento de Orquesta o practican el canto lírico' desde un archivo musical centenario con connotaciones históricas y culturales de Latinoamérica 'en plena selva boliviana'... como recuerdo que se refería, para entonces, un artículo argentino sobre el tema.

Hace poco iba a gran velocidad levantando una polvareda beige sobre un camino, el cual, por suerte para mi visión filmica, era de una tierra rojiza que contrastaba con el verde saturado de los pastizales laterales. Iba en calidad de pasajero sobre una moto que me trasladaba entre el
circuíto de pueblos guarayos. Iba desde Ascensión a Urubichá y de Urubichá a Yaguarú... pueblos de geniales violinistas insurrectos.




"En un principio reinaba una profunda quietud sobre una inmensidad de agua. De ésta sobresalía una cañuela donde se cobijaba un gusano. Este gusano por su propia voluntad se convierte en el primer hombre, llamado Mbiracucha." ('Guarayos' de Ernesto Arauz y William Cortez)

Así comienza la descripción de la creación del mundo en la mitología guaraya, donde se aprecia claramente y de manera pintoresca la a
utodeterminación del pueblo guarayo a no regirse a un ente superior, reduciendo incluso el eslabón perdido a una mera decisión anárquica sobre la existencia de la humanidad.

Los guarayos son descendientes directos de los guaraníes-Itatines, que llegaron por el año 1500 desde el río Paraguay con la comitiva exploradora del capitán español Ñuflo de Chavez, fundador de Santa Cruz de la Sierra, quienes venían en busca de la mítica ciudad de 'El Dorado' y terminaron poblando y desencantando estas tierras al centro del continente sudamericano.

"Guarayo" (gwarayu) significa "guerrero de parcialidad blanca" por la naturaleza bélica del pueblo y el color amarillento de su piel, causado probablemente por el mestizaje forzoso con los europeos en los primeros años de la conquista.

Los guarayos se rebelaron a los españoles y se constituyeron, junto a los chiriguanos, como uno de los grupos étnicos más dificiles de dominar en la Colonia, tanto así, que estos pueblos guaraníes fueron la
única étnia nativa del nuevo mundo en recibir una declaración formal de guerra por parte del Imperio Español.

Incluso se resistieron a ser reducidos por la
religión a manos de los jesuítas, como sucedió en las misiones de Chiquitos, a pesar de los numerosos intentos de éste brazo de la Iglesia por conseguirlo, y fue recién en época republicana que aceptaron ser parte de las misiones franciscanas, de las cuales heredaron la música barroca, aprovechada gracias a las innatas cualidades musicales de la línea guaraní.

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Conocí luthiers, tejedoras de hamacas, ambientalistas y forjadores de ideas. Aprendí de manera fugaz de donde vienen y adonde van. Eventualmente espero poder contar sus historias y así participar en los planes de adonde quieren ir.

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sábado, 13 de diciembre de 2008

El verde de tus ojos de gata (Parte I)

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Habíamos quedado esa tarde en tomarnos un café. Para 'sacarnos la curiosidad' te dije. 'La curiosidad mató al gato' contestaste.

Pusiste de pronto cara de seriedad, 'me gustan las cosas claras' dijiste y te dispusiste a contarme.

Sólo escuché un ronroneo... preferí perderme en el verde de tus ojos de gata.

Apareciste con esa sonrisa que me encanta, flanqueada por unos tentadores hoyuelos.

Tus expresiones de timidez y cautela, con un dejo evidente de ternura, invitaban a poseerte con impulsos felinos.

Miradas, risas y sonrisas se fundieron en nuestro lenguaje corporal.

Y la química entre ambos se precipitó por los poros y tuvimos que tomar cartas sobre el asunto.

Para entonces aquel ronroneo de la tarde ya era historia ignorada.

Sólo se reflejaba en mis retinas el verde de tus ojos de gata.




'El Lado Oscuro' por Jarabe de Palo