Después de dos años en Santa Cruz, sin duda mi ancla en el mundo, regreso a la ciudad que circunstancialmente me introdujo a mañanas de letras, tardes cinéfilas y noches bohemias, a veces por separado y en el mejor de los casos todo revuelto.
Cosmopolita como pocas ciudades latinoamericanas, fría y nostálgica durante 3/4 del año, Santiago tiene la peculiaridad de haber impreso reiteradamente por sus calles mis pasos, pensamientos y decisiones importantes.
El smog no me afecta, la sequedad del ambiente me favorece, las carteleras me seducen y la familiaridad se hace una realidad cada vez que vuelvo a mis esquinas favoritas.
Y lo mejor, ya pedí hora en la clínica académica, el parto de mi Guión de misterio con tintes de realismo mágico ya tiene fecha, será a fines de mayo, cualquier regalo para el recién nacido será bien recibido jeje.
Estoy contento de volver, simplemente Santiago... me hacés bien.