martes, 1 de abril de 2008

La horca en Núremberg

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Realmente todo es un disparate exageramente cómico.

El sábado en un bar under de la ciudad me encontré con un joven alemán, amigo de la amiga de otra amiga, que está en Bolivia hace un año por lo menos y vino a este país tan extraño y diverso para él ha realizar algún tipo de misión, creo que eclesiástica, o capaz de ONG, no tengo idea y da igual.

El asunto es que el alemancito, enviciado por el discurso indigenista gobernante, a pesar de sus cabellos y ojos, más claros que mi conciencia, de un momento a otro NOS PREJUZGÓ por no ser el estereotipo de boliviano de ascendencia aymara o quechua.

Mis amigos presentes, entre alcoholes, sólo se sorprendieron ante la inesperada reacción, y no le dieron importancia.
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Por mi parte, me pasé de educado y respondí calmadamente a su impertinencia.
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Respondí calmadamente, y con palabras más acordes a la circunstancia, que si yo fuese tan prejuicioso como él, sus notables y criminales rasgos ARIOS le habrían valido de lejos la horca en Núremberg, y no creo que sea el caso.

SÓLO respondí calmadamente porque no valía la pena arruinar mi agradable sábado por la noche a causa de un tipo, ario o no, de razonamiento totalmente sezgado, y por lo tanto parcializado.




FICHA TÉCNICA

. Año: 1961
. Director: Stanley Kramer
. Guión: Abby Mann
. País: EEUU
. Género: Drama


SINOPSIS

Un juez americano retirado es enviado a Alemania para presidir el Tribunal Internacional de Nuremberg, el único proceso oficial celebrado contra los crímenes de guerra cometidos por los Nazis durante la II Guerra Mundial. Altos cargos militares, políticos y judiciales del Tercer Reich se sentaron en el banquillo de una sala, que asistió avergonzada a la descripción de los horrores del holocausto.


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