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miércoles, 30 de septiembre de 2009

Esa su mirada


Si no lo hubiese parido yo misma diría que es hijo del diablo, por esa su mirada indolente e infernal.

Aún no entiendo porqué salió así. Sé que el entorno no es el más adecuado, pero he tratado de criarlo con todo el cariño posible para que tenga una niñez normal.


Sin embargo, cada vez que mira hacia afuera, me fusila con una mirada inquisitiva.

Con sus cinco añitos, se pone en la reja mirando hacia la calle por horas.

Cuando oscurece es cuando le digo - papá no viene, papá está preso... venga para acá-. No debería hablarle de su padre, es que a esta hora ya no se puede estar en el patio y no quiero que le digan nada, si la reclusa soy yo, no es él.


Pero él sólo me mira, ajusticiando y recriminando cada una de mis palabras sin siquiera abrir la boca, sólo con esa su mirada indolente e infernal.


Por RAC





lunes, 31 de agosto de 2009

El buen sexo... ¿enamora?



Y si el buen sexo enamora...
¿por qué te salís del escenario, bella
sin que te importe la aurora
y con esos aires de estrella?

Y si el buen sexo engancha…
¿por qué después de tus gritos
te levantás a tus anchas,
como si usarme fuese un rito?

¿Que cómo sé que es buen sexo?
porque me avalan tus araños
me confirman tus pezones
me reafirman tus temblores

Puede que el buen sexo enamore
siempre el buen sexo engancha
aprovechálo mientras te dure
que aún espero mi revancha


lunes, 22 de diciembre de 2008

El verde de tus ojos de gata (Parte II)

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De pronto abri mis ojos y vi en el techo mi reflejo desnudo. Al lado estás vos, mirándome. Oculto magistralmente lo mucho que me intimida el verde de tus ojos de gata. Se te escapa una sonrisa, dejando al descubierto esos hoyuelos apetecibles que ya recorrí.

Nos fundimos en un beso desvelado, mientras
se presentan sin previo aviso los recuerdos recientes de tus garras gatunas por mi espalda, en lo que pudiese ser la mejor de las incursiones eróticas de mi vida.

Recuerdo el día que acordamos quitarnos la curiosidad, pusiste cara seria, 'me gustan las cosas claras' dijiste y te dispusiste a contarme, mostrándome un anillo en tu dedo anular que centellaba invitándome maliciosamente a participar de lo prohibido.

Hice oídos sordos y simule escuchar sólo un ronroneo... preferí, por supuesto, perderme en el verde de tus ojos de gata.


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'Together' por Bob Sinclair

jueves, 18 de septiembre de 2008

Mis cenizas al Piraí

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Pensativo, Rubén Pedraza cruza el rio Piraí en un cuatro por cuatro del año, de aquel 1981.
Es el nieto del difunto y conocido político boliviano del mismo nombre.
Lleva con él un cargamento de cocaína, empaquetado hace unas horas
en Santa Cruz, y un helicóptero lo espera en la quinta, a un par de kilómetros del pueblo de Porongo, donde la vida es barata.

- Quiero que tiren mis cenizas al Piraí - dijo de pronto.

Braulio, su mano derecha, toma el cenicero del v
ehículo y echa las colillas por la ventana.
Rubén lo mira y sigue manejando. No se refería a eso, estaba pensando en voz alta.
Había tenido una revelación, la cual nunca
supo si fue a causa de alguna extraña presencia astral o una simple reacción de los narcóticos recién aspirados, pero determinaba claramente en que tierra húmeda quería esparcirse."





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