sábado, 24 de enero de 2009

Alma de Gitano


Si algo sé en esta vida, es que lo que más me gusta es escribir, que conozco mis ocurrentes debilidades a cabalidad y que de tiempo en tiempo sufro de cierta claustrofobia cuando me quedo mucho tiempo en un mismo lugar.

Se manifiesta mi alma de gitano de manera incontrolable, tras unas ansias locas de experimentar nuevas vidas, así sea de guionista en Madrid, barman en Ibiza o conductor de góndolas por los canales de Venecia.

No creo tener en mis venas sangre romaní, pero atribuyo estas agallas aventureras a un abuelo que cruzó el Atlántico después de la Segunda Guerra Mundial, cargando como equipaje sólo las expectativas sobre aquellas 'tierras de la oportunidad' de las que todos hablaban.

Se agradece a la coyuntura política boliviana de darme el empujón final. Necesitaba dejar aquel ambiente hostil para cualquiera que decidió desmarcarse de rotundas tendencias, y a falta de buen olor en el ambiente, de pronto me encontré en el Aeropuerto ViruViru con una gran maleta de 38 kgs de peso, unos euros sobrantes de aquel premio guionístico reciente, más un pasaporte que me abría las puertas a un continente mágico y muy tentador, única herencia del trajinante abuelo.

Noté en las expresiones faciales de mis seres queridos cierta incertidumbre sobre la fecha del reencuentro e inconscientemente opte por evitar lágrimas innecesarias con un escape no premeditado hacia la puerta de migración, pero como dije recién a una de ellos, no me gustan las despedidas, las bienvenidas si.. y de esas habrán muchas, en Santa Cruz, Madrid o la China.

A Santa Cruz de la Sierra, la ciudad de mis amores y mi ancla en el mundo, pienso volver, no definitivamente aún, pero pronto y seguido. Por ahora tengo que dar alas a mi incomprensible alma de gitano nómada, para rellenar de nuevas páginas éste guión con final abierto que me he dispuesto a escribir tan afanosamente con los ingredientes más pintorescos posibles.

En el avión me asalta mi alma de pollo, por la pronta nostalgia de lo que se deja y el nerviosismo propio de lo que vendrá. Me dedico a avanzar en las últimas memorias de la escritora latinoamericana que marco hace una década mi inclinación por el realismo mágico y que nuevamente no deja de sorprenderme, un regalo muy oportuno de un arcoiris itinerante.


Al llegar al Aeropuerto de Barajas me encuentro con un rostro
escandaloso y muy familiar. Las sonrisas se dibujan al unísono. Ya estoy en Madrid.. Se sube el telón!




No hay comentarios: