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Durante esta semana pude apreciar en carne propia artimañas típicas de sinvergüenzas, mentirosos, extorsionistas, hipócritas, manipuladores y atrevidos timadores que viven, en esta veraniega ciudad, ejerciendo el Poder Judicial de la manera más asquerosamente corrupta.
Pude ver como en el Palacio de Justicia se mueven muchas almas perdidas, recorriendo los pasillos blancos del imponente y moderno edificio de vidrios azuláceos y verdosos, que no es más que un tubo de ensayo para formar malechores, con delictivas malas mañas, que día a día quedan impunes.
La lista de la gente a la que quiero romperle las piernas, sin duda aumentó.
Me refiero a una Juez, un Secretario de Juzgado, su Auxiliar, un par de Abogados Defensores y principalmente una Fiscal de Distrito a la que se la tengo jurada.
Como sería impropio romperles literalmente las piernas, me prometí a mi mismo hacerles pasar un mal rato, desde la herramienta que se me ha dado.
No me voy a hacer mala sangre, éste es de mis últimos fines de semana en Santa Cruz y mas bien, agradezco a esos desgraciados por inspirarme para desarrollar, después de la tesis, nuevos proyectos personales de gran envergadura.
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