Mostrando entradas con la etiqueta Divagaciones. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Divagaciones. Mostrar todas las entradas

jueves, 18 de junio de 2009

Mañana es cuando


Mañana es cuando reaparecen mariposas amarillas.

Y disfruto nuevamente de tu tersa y blanca piel.



Es cuando mis susurros se convierten en sonrisas.


Y mis besos se aseguran de tener sabor a miel.



Mañana es cuando me deleita el caribe de tu acento.


Y tocarte se convierte en el mejor de mis tormentos.


Es cuando mis caricias te recuerdan lo que espero.

Y entre sábanas febriles te reafirmo lo que quiero.



Mañana es cuando te demuestro mi locura provocada.


Y repito con matices mi pasión desenfrenada.



lunes, 18 de agosto de 2008

Mientras caían bombas

.

.

"Sarajevo, 9 de Abril, 1992

.

Anoche no podía dormir porque no estabas conmigo. Recordaba cuando a hurtadillas compartimos mi cama. Mi tacto enarbolado no olvida tu inesperada suavidad. La memoria me tortura con tus delicadas fricciones. Y tus pecas, muecas y sonrisas se repiten en mis retinas.

Anoche no podía dormir porque no estabas conmigo. Me faltaron los besos de ascensor y mis manos recorriendo a su antojo tu cintura. Me faltaron tus recurrentes ocurrencias y tus tolerables malcriadeces. Faltó mi lengua dándose un festín en tu piercing.

Anoche no podía dormir porque no estabas conmigo. Con la mirada recorrí el espacio que singularmente ocupaste y te extrañé. En un impredecible reflejo me mordí el labio inferior. Era como si estuvieras, pero no estabas, y quiero que volvás a estar... acá... en mi cama... conmigo..."

.

Pinturas: Mikhail Evstafiev

.

viernes, 26 de octubre de 2007

Mi Reino por una sonrisa de las tuyas

.
.
Seguía excavando en las ruinas de Samaipata.
El esfuerzo era doble, la luz ya era tenue
y los tonos azuláceos ya habían hecho de las suyas.
.
.
De pronto me encandilaste,
¿Eras vos o tu lámpara de aceite?
Da lo mismo, igual me encandilé.
.
.
Tus labios me sacaron de contexto,
tu mirada me desconcentró.
Por un minuto me trasladé a las afueras de Girona,
quizás Giza o Roma… pero no era Santa Cruz.
.
.
Te lo advertí más de una vez:
Se repetirá el rapto de las Sabinas…
Te veo, te rapto, te violo
y aseguro así la descendencia romana – te dije.
.
.
No me creíste,
y reíste con esa risita nerviosa que no podés evitar.
Ojala valiera un Imperio, como me decís…
Así cambio todo mi Reino por una sonrisa de las tuyas.
.
.