Por retinas ajenas

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Hoy resultó ser un día diferente en la calcinante, húmeda y bullanguera Santa Cruz de la Sierra. Amaneció lloviendo.
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Tuve un sueño rarísimo donde un aparente castor quería dinamitarlo todo, cuando suena mi celular temprano. "Estimado, ¿vos escribiste el guión de las lomas de arena? mirá por la ventana"
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Por supuesto, llueve. "No te puedo creer... ¿cuántas veces nos quedamos con los crespos hechos?"
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"Ésta es la quinta vez que nos quedamos con todo listo para grabar... no podés cambiar el guión para algo bajo techo, no sé, que se pongan a jugar cacho (juego de dados) o algo así..."
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"Ya no trabajo en eso. Además que el chiste de ese guión era otro, se podía trasladar a cualquier lado... de hecho, lo hice! ¿te acordás cuando lo quisimos grabar en febrero? había una versión en interiores... pero no le entienden. Piensan que el sol, las lomas de arena y los bikinis son lo que vende. Perdonálos, porque no saben lo que hacen.. je"
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Colgamos. Realmente hoy es un día diferente. En Pekín encendían la llama olímpica tras un espectáculo magistral. Al mismo tiempo 10 mil parejas chinas contraían nupcias, al igual que mi hermanazo Tavier. Resulta que en la cultura china el día 8 del mes 8 es un día de suerte. Tavier no eligió la fecha por ese motivo pero no dudo que toda esa suerte china le llegue por añadidura.
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Es nomás un día diferente hoy. Hace exactamente un mes tuve un maratón guionístico. Trabaje en los diálogos de mi guión por varios días consecutivos para alcanzar la fecha tope del Concurso Nacional de Guiones PETROBRAS, del Festival Internacional de Cine Santa Cruz, a realizarse a fines de éste Agosto.

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Ya había tenido en mis manos varios guiones de cortometrajes y algunos de mediometrajes realizados por mi, pero nunca antes un guión de largometraje de 109 páginas, recién salido del horno, con mi nombre en la tapa.

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Una experiencia inigualable, tan alucinante que ese momento me olvide del tic nervioso en el párpado izquierdo, a causa de la falta de sueño, por las 30 horas seguidas que estuve frente a la pantalla renegando y riendo con mis personajes y sus ocurrencias.

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Si me ganó una medalla, me doy un festejo con fuegos artificiales, como le gusta a los chinos. Si no, seguir en carrera, y como sé que un guión no es una obra acabada, el próximo paso es volver revisar las 109 y darle una corregida para también participar en el Concurso de Guiones del Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana, Cuba.
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Hoy resultó ser un un día diferente. Amaneció lloviendo. Falta exactamente un mes para mi serenata. Se casa mi gran amigo Tavier junto con 10 mil parejas chinas. Mi guión se pasea por retinas ajenas y por si fuera poco, un castor dinamitero e irreal, se mete en uno de mis sueños, logrando alterarlo.

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